miércoles, 1 de octubre de 2014

Programación Mental: No-Quiero Ser Princesa


La realeza, de REAL-de REALIDAD-, representaría la esencia del Poder Real Divino de crear nuestra realidad y así poder transformarla.
El Ser Real, Nuestro Ser Real, (de Realeza, de Realidad), fue secuestrado y adulterado desde su base, convirtiéndose en un espejismo ajeno como encumbrado deseo de alcanzar el privilegio de unos pocos; muy pocos,.. 
Y así fue, como hemos sido desprovistos de nuestras reales atribuciones; Siempre nuestras:




Las princesas de Disney representan el ícono de una siniestra historia que ha marcado la vida de sociedades enteras, programando y desvirtuando nuestra naturaleza hasta límites insospechados.

Para empezar, el simple hecho de exclamar al cielo; NO-QUIERO SER PRINCESA, entrañaría en si una programación Inconsciente de YO-QUIERO SER UNA PRINCESA, sólo que en este caso existiría un gran rechazo, lo que da como resultado el comportamiento radicalmente contrario.

Las princesas de Disneylandia son el ejemplo perfecto de la programación mental.

Las elites utilizan conceptos primordiales, si esto no fuese así, no nos podría resonar desde lo más profundo de nuestro corazón la idea de los príncipes y las princesas.

La realeza, de REAL- de REALIDAD, seria la esencia del Poder Real Divino de crear nuestra realidad y así poder transformarla. Han robado este concepto y lo utilizan para sus propios fines.

El Ser Real. (de Realidad, de Realeza), fue secuestrado y adulterado desde su base convirtiéndose en un espejismo ajeno, como encumbrado deseo de alcanzar el privilegio de unos pocos. Muy pocos. Y así fue, como hemos sido desprovistos de nuestras reales atribuciones, siempre nuestras.

El resto, perdido entre películas de cuentos de hadas, princesas encantadas, envenenadas, y cenicientas víctimas de una sociedad donde, por arte de magia, podrás pasar de la degradación radical, a la sublimación de un buen puesto entre los poderosos.

Sea como fuere, esta idea se ha vendido y ha estado funcionado en todos los estratos como un fractal repetido mil veces en el mundo laboral, empresarial, cultural y político.

Como ejemplo más básico, el traje de boda convencional no es más que una pretensión que imita las vestimentas propias de las princesas.

Princesas por un día con sequito incluido, y cenicientas para el resto de su vida.

El deseo y anhelo de conseguir y encontrar al príncipe azul como la mejor opción, volverá a formar parte de idéntica pretensión basada, simplemente, en una programación tan irreal como ilusoria, completamente adulterada y al margen de lo que pueda suponer una relación natural entre dos personas.

La programación DE SER UNA HERMOSA Y ENCANTADORA PRINCESA, ha causado verdaderos estragos en nuestra sociedad.

Partimos de la base de que las princesas reúnen todas las características para ser unas autenticas desgraciadas, a saber:

La vida de una princesa está basada en aparentar lo que no se es: Un maniquí representativo sin voz ni voto, con una permanente estirada compostura casi inhumana, pues se aleja de todo acercamiento a nuestra propia biología. Una vida ajena y desnaturalizada, basada en la impostura, la hipocresía y para decirlo más claro, en una gran mentira alimentada, consentida y sostenida por voluntad propia.

Este “maravilloso” modelo a seguir, sin embargo! ha sido inculcado como la más encumbrada posibilidad y referencia, en millones de mujeres durante generaciones desde la infancia; de boca en boca, de madres a hijas, en los cuentos, las historias, leyendas, novelas, películas, libros, revistas, moda…

Podemos observar las portadas de todas las revistas de prensa rosa global, ensalzando la vida de las casas reales como fiel ejemplo a seguir.

¿Estáis al tanto de que a día de hoy se acusa seriamente de crímenes a varios integrantes de estas casas reales Europeas, bajo sospecha de todo tipo de rituales satánicos…?

¿Cómo se ha podido idiotizar, (perdón hipnotizar), a poblaciones enteras, partiendo de unas pocas familias que han mantenido sus líneas de sangre, y continúan ostentando el poder a costa de una esclavitud consentida cercana a la locura? más propia de seres alienados que de personas con sentido común… ya sabemos que en este mundo que vivimos, el sentido común es el menos común de los sentidos.

Como ejemplo perfecto de toda esta situación, tenemos la historia de la actual Reina de España, que viene a escenificar, punto por punto, el cuento de la programación de un sueño hecho realidad, una plebeya convertida en princesa, y ahora en reina.

La programación acostumbrada de las princesas de disneylandia, se hace carne, desplegada paso a paso, en un impresionante reality Show que seguirá alimentado el sueño del cuento con “final feliz”; La zanahoria como señuelo entontecedor, de una ilusión tan poderosa, que llegará a compensar las penas eternas de cenicienta, su madrastra, y el resto de las plebeyas que mendigan de por vida un miserable trocito de la tarta nupcial. (O NO).

Y qué decir de vosotros, príncipes azules, que no tan durmientes como la bella, de alguna manera no os tragasteis la píldora hasta el final, y ni príncipes ni azules, habéis conservado el tipo a duras penas en este lodazal.

ENHORABUENA!